Dublin, 8 de febrero de
2014
Como solo teníamos medio
día en Dublin, resolvimos realizar una caminata por la ciudad, la
cual nos llevó a la muy hermosa catrdral de St. Patrick. Para entrar
era necesario pagar una entrada, pero sin duda valia la pena. Los
vitreaux con las hermosas guardas en estilo celta y el increíble piso
decorado en el marco de la construcción gótica... y, un gift shop.
Curioso pensar que notables que fueron sepultados en la iglesia,
acabaran al lado del gift shop. A propósito del gift shop, me compre
un delicioso libro sobre el manuscrito de Kells, cuyos originales
se encuetra en la bibliotrca del Trinity College. No hubo ya tiempo
para conocer el manuscrito y sin duda, es para mí uno de los
principales pendientes del viaje.
St. Patrick |
Luego regresamos desde
St. Patrick hasta la zona de Temple Bar, la caminata fue de lo más
pintorezca puesto que en pocas horas se disputaría un importante
partido de rugby: Gales vs. Irlanda. Y más tarde, jugaría Escocia
contra Inglaterra. Asi que la ciudad estaba sembrada de vendedores de
banderas, chicas y muchachos con atuendos típicos y disfraces...
clima de fiesta.
Irlanda vs. Gales: un clásico |
Para despedirnos del
viaje, pedimos unas cervezas en un pub, mientras, en la previa del
rugby, se veía un partido de la liga inglesa de fútbol: Liverpool
vs. Arsenal. La goleada del Liverpool fue contundente, y todos en el
bar, celebraron.
Al aeropuerto viajamos en
taxi, ya que a esta altura acumulamos demasiado equipaje para
considerar otras alternativas. La terminal de Aer Lingus, la
aerolínea irlandesa, me resultó imponente. Estuvimos buen tiempo
allí porque el vuelo se demoró una medía hora. Nos pusimos
bastante tensos porque teníamos muy poco tiempo para combinar en
Londres a Buenos Aires. No obstante, tratamos de relajarnos y mirar
el partido que parecía lo único importante en una terminal
semidesolada. Finalmentr ganó Irlanda... y se notaba cierto clima de
alegría.
Ganó Irlanda, y todos contentos... |
Las normas de seguridad
para abordar el avión fueron respetuosas aunque estrictas. En
Londres la cosa siempre es un poco más tensa, y si bien te piden
disculpas, uno se siente levemente humillado... en fin, todo sea por
la seguridad.
Corrimos mucho, pero
finalmente llegamos a la terminal 5 gracias a la logística de las
short conexión. De todas formaas, demoraron el vuelo unos minutos
porque un grupo grande que venía de Francia, también estaba
atrasado.
Embarcar el avión lleno
de argentinis, incluyendo un grupo de adolescentes en aparente viaje
de estudios fue deprimente. Les evitaré los pormenores al respecto
porque fue un gran viaje y prefiero fijar en mi retina los frescos de
Boticelli, las callecitas de Oxford, los oleos de Turner, y el
arquetipico verde de las tierras celtas con sus castillos y sus
leyendas...
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