Paris, 26 de enero de
2014
El plan del día era
visitar el famoso palacio del rey sol, asi que resolvimos ir hacia
Versalles. Pero no fue fácil. Primero porque el servicio de RER no
fuicionaba y era necesario el plan B del tren. El tema fue que
tuvimos la pésima idea de preguntar y dado que nuestro francés es
nulo y la vocación de servicio francesa deja bastante que desear,
nos madaron para otro lado, por lo que nos complicamos bastante hasta
que entendimos como llegar.
Finalmente combinamos con
un tren suburbano. La estación de Montparnase es un poco más
desordenada que las terminales inglesas, la información se presenta
más confusa y uno duda sobre cual es el tren correcto. Párrafo
aparte merecen los baños públicos... no me parece mal que se cobre
por su uso... pero no resulta razonable, entonces, que no estén
realmente limpios.
Finalmente tomamos un
tren que tardó unos 25 minutos ya que paraba en todas las estaciones
intermedias. Subimos al segundo piso para ver mejor el paisaje de
casitas apiñadas y las estaciones de los suburbios. Turistas chinos
o quizá japoneses, con la misma cara de desorientación que
nosotros, trataban de ubicarse con google maps en chino... porque
claro, el mapa que nos habian dado, no marcaba las estaciones
intermedias.
Para mal o para bien
llegamos a Versalles en peregrinación caminando la decena de cuadras
que nos separaba del palacio.
Entrada al palacio de Versalles |
¿Qué se puede decir de Versalles que
nose haya dicho? El lujo imponente, aun cuando el estilo recargado
este en las antípodas de lo que hoy consideraríamos elegante, te
deja pasmado. Solo las pinturas son lo suficientemente impresionantes como para considerarlo un lugar de lujo excesivo. Se nota además que
cuesta mantenerlo: la restauración es una tarea permanente y se ve
que siempre estan trabajando. Sin embargo, ni luce impecable ni
ofrece los adicionales didacticos interactivos propios de los
británicos...
Lujos de Versalles |
Hay un servicio de
comidas rápidas, no tan bueno como caro... difícil conseguir un lugar
limpio. Los baños son pocos y eso que era temporada baja.. al final
se largó la lluvia, asi que los jardines los vimos poquito y
rapidito... mientras evocabamos bajo la lluvia a Alicia en el país
de las Maravillas, entre los árboles cónicos del jardin Frances.
Lamento decir que pese a la deliciosa evocación literaria, los
jardines no olían lo suficientemente bien, de hecho, lo que
sentíamos nos hacía recordar a las piedritas (mojadas) de la caja
sanitaria de nuestro gato... si, sí. Todos coincidimos al
respecto... suponemos que habrá alguna explicación científica al
respecto..
Jardines de Versalles bajo la lluvia |
El regreso fue más
simple porque tomamos un tren rapido sin paradas intermedias. Sobre
la marcha, mientras combinamos con el metro, decidimos volver al
barrio latino y sus inmediaciones. Al salir del metro nos
encontramos con la misma lluvia por lo que invertimos algunos euros
en un paraguas-souvenir, de esos que venden en las tiendas para
turistas y como habríamos comprobado solo jnas hiras más tarde, no
de muy buena calidad. No obstante, un poco más protegidos, nos
dispusimos a ingresar a Notre Dame
Creo sinceramente, que
Notre Dame es uno de los templos religiosos más hermosos que he
conocido, rivalizando con York Minster y la Mezquita Azul. Como hace
15 años volvió a parecerme una belleza que impone su espiritualidad
más allá de las hordas de turistas que sacan fotos (sin flash)y
elevan progresivame el murmullo ambiente hasta que un altavoz pide
respecto y silencio.
Interiores de Notre Dame |
El ingreso a Notre Dame es gratuito. No sé si
es buena idea... hay alguna muestra paga (el tesoro, por ejemplo) y
audioguias por 5 euros. Pero la cantidad de gente circulando es
enorme... y eso que es baja temporada. Solo un detalle me llamó la
atención, algo que no recordaba de mi anterior visita... los
confesionarios sobre los altares laterales como oficnas separadas por
cristal y fieles en espera para ser atendidos por el Sacerdote... y
todo eso, en medio de la marea de gente, admirando el escenario de la
obra de Victor Hugo.
Saliendo de NotreDame,
quisimos tomar un café, tras dar algunas vueltas, entramos a un cafe
bastante sucio que por algo estaba bastante vacío..
Finalmente, antes de regresar al hotel hicimos un recorrido exploratorio a terminal de
Gare du Nord, desde la cual, pasado mañana, saldriamos rumbo a
Londres en el Euro Star. Cuestión de calcular los tiempos de viaje y
decidir si conviene más caminar o combinar con el Metro. Caminando
hasta el canal de La Villete un ventarrón me embolsó el paraguas y
me puso de mal humor. Con ese ánimo, decidimos que quizá la mejor
idea será tomar el Metro es día. Veremos.
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