Hoy nos mudamos al otro lado, esto es, pasando al itsmo, al lago Moquehue. Salimos temprano de Pehuenia, tras haber empacado rápidamente todas nuestras cosas.
Emprendimos el breve tramo de ripio que corresponde el primer tramo del circuito pehuenia. El paisaje se vuelve más boscoso, es evidente que el sector del Moquehue es más húmedo que el del Aluminé, así parece decirlo las cañas colihue que crecen a las orillas del lago.
Si Pehuenia es un lugar virgen aún, Moquehue lo es mucho más. El pueblo se reduce a un caserío, un par de hosterías, una proveeduría, un restaurante, una casa de artesanías... la escuela, el edificio de gendarmaría... el protagonista absoluto es sin duda el silencioso lago, el cerro de la Bella Durmiente y los pehuenes milenarios.
En Moquehue aún no hay luz eléctrica. El asunto es más que molesto para sus habitantes que dependen de los generadores. Ya se ven los postes instalados pero el alumbrado público tarda en llegar. Los generadores funcionan de 8 a 12. Al menos en nuestras cabañas. El resto del día tenemos luz de emergencia. La heladera es a gas. Pero no se siente. La falta de electricidad se compensa totalmente... hasta me ofrecen conectarme a internet vía satélite. Igual no puedo hacer arrancar mi PC, pero es problema de mi software y yo pierdo la paciencia. Prefiero invertir mi tiempo en contemplar la naturaleza. Pero están conectados, no tenemos dudas.
Por la tarde visitamos un lugar más que interesante. Un parque temático sobre los pehuenes, una especie de homenaje a la naturaleza en general y a estos árboles tan especiales en particular. Sobresale el buen gusto, la ternura y las ganas de hacer algo diferente, entre pedagógico y poético, entre recreativo e informativo. Junto al parque, una linda casa de te (o restó, como anuncia la folletería) muy recomendable. Ahí compramos un diccionario (cuyo autor es el mismo dueño del parque) de la toponimia de la región, cuyos vocablos, de origen indígena, pueden rastrearse en el mapudungun y el quechua. Corona la visita un nutrido libro de visitas, en el cual gente de todas partes del mundo deja sus felicitaciones y recuerdos.
A través del recorrido completamos gran parte de la información que ya teníamos sobre los pehuenes. Entre otras cosas, supimos que el pehuén es un árbol de los tiempos del jurásico que, habiendo sido contemporáneo de los dinosaurios, se está extinguiendo lentamente a través de un proceso natural (bueno, y con la ayuda de algunos aserraderos de antaño, también). Los pehuenes son árboles extraordinariamente longevos que tardan de 20 a 30 años en alcanzar su edad reproductiva, 250 años en alcanzar su altura definitiva... y pueden vivir más de un milenio: se han encontrado ejemplares de nada menos de 1300 años. Supimos que el mayo florece de setiembre a octubre y la hembra en noviembre. Los visitamos en pleno momento de fertilización, que se da a través del viento y de diciembre a enero.
Instalados más tarde en la cabaña ya, hicimos un pequeño recorrido en canoa. Experimentamos un modo diferente de remar y logramos desplazarnos con bastante éxito recorriendo la frondosa orilla del lago Moquehue.
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