22 de enero de 2008, Lagunas de Epu Lauquen
Salimos temprano de Caviahué pasando por Copahue en donde aprovechamos la mañana para hacer otro recorrido por las instalaciones del ISSN, las aguas sulfurosas, la laguna de los callos, etc, etc. Luego, listos para seguir viaje, tomamos el camino en dirección a Huecú, pasando por la entrada a la cascada del Agrio, hermoso lugar que no vistamos esta vez porque ya habíamos recorrido en un viaje anterior.
El Huecú es un pueblito pintoresco con el sello del norte neuquino en donde paramos unos minutos para enviar sms ya que habíamos detectado señal de celular. Vimos la bonita plaza y la escuela que nos sorprendió por su pulcritud. Luego continuamos la marcha en dirección a Andacollo.
El camino es agradable y presenta un ripio aceptable, aunque probablemente, el hecho de viajar en un vehículo 4x4 es una de las razones por las que el viaje nos parecía más confortable. El recorrido serpentea arroyos de deshielo en un hermoso paisaje. Nos detuvimos a hacer un pic-nic junto a la confluencia de los ríos Ñireco y Rilileuvu, en donde pasamos un plácido momento.
Continuamos viaje atravesando la Pampa de Pillán Curá, los ríos Guañaco Lileo y Nahueve, hasta llegar al encuentro con Andacollo.
Andacollo es un pueblo muy pequeño, cuyo slogan reza “la quimera del oro”, estimamos que sus orígenes se remontan a la explotación minera. Se encuentra ubicado en las cercanías del río Neuquén, río de fondo pedregoso pero que arrastra sedimentos que le dan un color arcilloso, en efecto, sus aguas no son cristalinas como se espera de la mayoría de los arroyos y ríos de montaña.
El plan inicial era acampar en Huingancó, una suerte suburbio de Andacollo en el que dominan algunas plantaciones sostenidas gracias al esfuerzo del riego artificial, pero por distintas razones los campings disponibles no respondían a lo que buscábamos. Así que optamos por seguir el plan B y continuar hasta el próximo pueblo, siempre por ripio, hasta Las Ovejas. De todas formas, aprovechamos para cargar combustible en Andacollo, ya que, como nos habían advertido en Caviahué:“hay que cargar en donde haya, porque escasea”.
Las Ovejas es otro pueblo mínimo del norte neuquino que tiene la particularidad de ser la sede de la festividad popular de San Sebastián, aparentemente un culto sincrético del catolicismo popular que atrae visitas de las localidades vecinas y que desborda las limitadísimas instalaciones turísticas de la región. Sabiendo de esta fenómeno cultural, evitamos premeditadamente viajar para la fecha afectada a estos festejos (entre el 19 y 20 de enero). Cabe decir que se notan los esfuerzos por mejorar las áreas de acampe por parte de la municipalidad de las ovejas, a través de la instalación de baños públicos y duchas en el camping municipal. También algunas cabañas muy accesibles y con buenas instalaciones. De todas formas, dado que teníamos en mente el plan de acampar en un entorno menos urbano y todavía era relativamente temprano, decidimos continuar camino hacia las Lagunas de Epu Lauquen.
Habíamos leído en Internet que el camping de las Lagunas de Epu Lauquen era agreste y no nos atrevíamos a instalarnos sin contar con algunos servicios mínimos como agua caliente o una pequeña proveeduría, pero decidimos correr el riesgo luego de averiguar de primera fuente el estado actual del camping en la oficina de información turística de Las Ovejas.
Así que finalmente llegamos al parque provincial Epu Lauquen y por fin encontramos lo que buscábamos. Las lagunas de Epu Lauquen, de origen glaciario son la manifestación más al norte de los bosques subantárticos. La segunda laguna, rodeada de un bosque de notófagus ofrece una vista imponente de una serie de picos desnudos que contrastan con la vegetación abundante de la base. Entonces... instalamos la carpa bajo una breve tormenta de granizo que nos sorprendió repentinamente. Tras una frugal cena, nos metimos dentro de nuestras bolsas de dormir totalmente agotados.
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