Miércoles 24 de enero de 2007
Finalmente llegó el día en que debíamos abandonar los lagos. Siempre siento un dolor especial al tener que partir de los lagos patagónicos, un dolor difícil de explicar.
No recorreríamos muchos kilómetros hoy, pero serían difíciles. El ripio, cuando uno no viaja en una 4x4 siempre merece respeto y un cálculo generoso de tiempo.
Decidimos pasar por Pehuenia y tomar el camino hacia Aluminé, bordeando el río. Avistamos hermoso e imponente el Llaima, en una mañana generosa de cielo azulado. Luego tomamos el camino hacia Zapala. La cuesta de Rahue, merece una mención aparte: difícil, complicada de subida... no me quiero ni imaginar lo que es de bajada. La vista vale la pena, al menos para hacerla una vez en la vida. El Lanín lo reconocimos seguro... no nos queda claro cuáles son los otros dos volcanes, discutimos con otros viajeros que venían en sentido contrario si alguno no era el Villarrica... acordamos que no, porque ninguno humeaba... decidimos estudiar luego en el Google Earth a ver cual era cual.
Conclusiones sobre el camino alternativo a Villa Pehuenia desde Zapala: o llevamos el auto demasiado cargado, o necesitamos una 4x4.
Seguimos camino, subida más, bajada menos, un poco apunados, un poco preocupados por los ruidos que comenzaban a sonar en nuestro auto, entre las caprichosas rocas que nos despedían del paisaje volcánico.
Ya avanzando sobre la estepa, llegamos al Parque Nacional Laguna Blanca, que según vimos, recibió ese nombre porque en otros tiempos tenía una población muy importante de cisnes blancos. La laguna es una mancha turquesa sobre el desierto. El lugar, es ideal para el avistaje de aves. Tiene un pequeño centro de interpretación... pero no nos detuvimos demasiado, nos faltaba un trecho largo aún.
Llegamos a Zapala, luego Plaza Huicul, y nos llamó la atención un dinosaurio de metal que no habíamos visto a la ida, seguramente por estar mirando por la otra ventanilla. La meseta se define con nitidez, y giramos ahora hacia el sur, para llegar a Villa el Chocón, nuestro destino de esta noche. Antes de llegar nos sorprende una planta industrial de agua pesada de la que no teníamos noticias.
Sobre la ruta los carteles son muy simpáticos: Atención, a 17 km seres muy voraces, y la cartelería aparece como devorada por un dinosaurio. La villa, se ha desarrollado tursíticamente a partir de dos ejes, el }museo Ernesto Bachmann}, en donde se exhiben los fósiles de un dinosaurio carnívoro hallado por Carolini que supera al famoso tiranosaurio rex en tamaño y quizá en voracidad (el giganotosaurus carolinii); y la explotación naútica y balnearia del lago artificial formado por el embalse Ezequiel Ramos Mexía de la represa hidroeléctrica.
Paramos en la simpática Posada del Dinosaurio, con vista al embalse. La puesta del sol sobre las rosadas mesetas, hacen de este lugar un homenaje a las grandes obras de ingeniería.
El camino de regreso...
El camino de regreso...
Jueves 25 de enero de 2007
Finalmente llegó la hora de emprender el regreso definitivo. La ruta, pesada de camiones y bajo un temporal de gran magnitud, parecía de temer. El camino del Valle deja mucho que desear. Observamos baches cargados de agua, que la tornan muy peligrosa. Nos preguntamos por qué los camiones viajan con una carga mayor de la que pueden transportar... vemos los rayos clavarse sobre el campo, diluvia. Al llegar a {}Choele Choel, nos enteramos que cerraron la ruta, hay gente jugando al ajedrez, a las cartas... haciendo tiempo.
Llegamos a Tres Arroyos promediando la tarde, nos esperaba un hotel con wi-fi, rodeado de trigo y girasoles. Lugar ideal para reponer energías y consultar el e-mail, después de tantos días de ausencia virtual. Por la mañana, volveríamos a Villa Gesell, a reencontrarnos con los turistas en masa, los precios astronómicos y la locura de los ruidosos veranos playeros. Será hasta el próximo viaje.
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