29 de enero, Valle Grande, Cañón del Atuel
Salimos temprano de Malargüe, temerosos de las nubes que acechaban sobre el horizonte. Como es sabido, las tormentas de granizo que azotan esta región de cuyo, son de temer. Especialmente en la zona de San Rafael, hacia la que nos dirigíamos.
El camino entre Malargüe y la región del Atuel, es corto y se halla en razonables condiciones, aunque podría estar mejor considerando la importancia económica de la zona. Ya acercándonos al camino del vino, vimos las imponentes vendimias protegidas con telas antigranizo. Entrando en la zona turística del Atuel, el pequeño río encorsetado entre las paredes rojizas, da prueba contundente de la historia geológica del cañón. La zona, bordeada de mucha vegetación, florece de pequeños emprendimientos hoteleros, artesanías, productos regionales, cabañas de alquiler y empresas de turismo aventura. Las empresas de turismo aventura ofrecen excursiones acuáticas sobre el Atuel, entre las cuales, el raffting es la más popular. Pero también hay otras opciones para disfrutar el río, como cayacks y canoas. Otras alternativas son las tirolesas y cannoping, que implican una entusiasmo mayor por el vértigo. Dentro de lo más tradicional, hay buenas propuestas para el trekking y las cabalgatas, así como excursiones en 4X4 o catamarán. En efecto, la oferta para el turismo es mucha y la masividad de los servicios para el turismo es un contraste impactante respecto a la zona que veníamos recorriendo.
Recorrimos la zona hasta la zona de los diques. Es una pena ver las rocas escritas e incluso las mismas paredes del embalse. Me pregunto cómo todavía pueda haber gente que no percibe cuánto afea el paisaje y como da muestras desvergonzadas de falta de educación y elegancia. Pero me pregunto aún más como el gobierno de la zona no evita que esto suceda, ya sea multando o al menos, limpiando...
Luego de instalarnos, decidimos probar suerte en el raffting. La excursión es atractiva y no tiene riesgo real, especialmente en momentos como este en el que río está bajo en que el divertimento depende más de la capacidad del guía-animador que del vértigo de la excursión. El raffting se realiza en balsas de goma y admite un máximo de doce personas, reman de seis a ocho participantes, y bajo las órdenes del guía que hace de seguro timón. El río fluye a una velocidad de 18 km por hora y se siente el impacto de algunas piedras, aunque ninguno es tan fuerte como para asustarse de verdad.
Con el rafting, cerramos las actividades del día en el cañón del Atuel.
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