Estación de trenes de Edimburgo
El plan del día era visitar la ciudad de Glasgow para lo cual a abordamos el tren, abriendo el paquete especial de la National Rail para grupos familiares en temporada baja, el cual consistía en 8 días de uso libre de la red de trenes en toda Gran Bretaña.
La mañana comenzó con nieve húmeda - esos copos grandes que se deshacen pronto - y mucho frío, por lo que acortamos el camino a la estación de tren atravesando un shopping, de paso haciendo algunas compras y un pequeño despacho vía Royal Mail. Ya en la estación, hicimos los trámites correspondientes y de paso, reservas para el viaje de mañana, a la ciudad de Manchester. Podría pasarme horas hablando de las estaciones y de los trenes... la arquitectura es tan familiar a las estaciones de Buenos Aires (las terminales de Retiro o Constitución, o las pequeñas y más modestas de Haedo o Ramos Mejía) pero mantenidas, limpias, tecnologizadas, eficientes, seguras... en fin. Procuraré no desviarme del relato...
Estación de tren de Glasgow
Llegamos pronto a Glasgow en el confortable tren y una vez allí hicimos un pequeño recorrido, bajo el aguanieve. Evidentemente, la ciudad deGlasgow es moderna y próspera... muchos comercios modernos en contraste con construcciones más antiguas le dan una fisonomía bastante particular. La nota de color es que por primera vez vimos uno de los famosos Apple Store con su escalera trasparente y su diseño minimalista...
Caminando por Glasgow
Caminando por Glasgow II
Pero dado que el clima nos invitaba a encerrarnos en un Starbucks o en un Costa... a propósito... ¿no son demasiado parecidos esos isologos? Optamos por homenajear el coraje celta y vistar el Castillo de Stirling, aun cuando las condiciones del clima asustaban un poco.
Otra vez el tren entonces rumbo a Stirling. El viaje muy breve, al rededor de media hora nos llevó a un pueblo encantador que supo ser alguna vez el corazón de Escocia. En efecto, el Castillo fue el escenario de la Coronación de María Estuardo, hacia el ocaso de los tiempos medievales.
Para llegar solo había que realizar un breve recorrido ascendente... sin embargo, la imponente nevada que comenzó a manifestarse nos llevo a preferir el plan B, el puntal bus (¡si! ¡un “double decker”!) que nos ahorró el frío y el esfuerzo.
Otra vez el tren entonces rumbo a Stirling. El viaje muy breve, al rededor de media hora nos llevó a un pueblo encantador que supo ser alguna vez el corazón de Escocia. En efecto, el Castillo fue el escenario de la Coronación de María Estuardo, hacia el ocaso de los tiempos medievales.
Para llegar solo había que realizar un breve recorrido ascendente... sin embargo, la imponente nevada que comenzó a manifestarse nos llevo a preferir el plan B, el puntal bus (¡si! ¡un “double decker”!) que nos ahorró el frío y el esfuerzo.
"Double Decker" desde la estación al castillo de Stirling
Pese a que las condiciones eran adversas, el Castillo lo vale. Restaurado bajo el concepto de mostrar algo semejante a su esplandor original, luce impecable y colorido... pero con explicito rigor cientifico. La información disponible respecto a los trabajos de restauración es realmente muy completa e interesante.
Castillo de Stirling
Complementa el recorrido un segmento diáctico interactivo para niños bastante lindo y un museo de guerra similar al de Edimburgo - aunque en el giftshop vendian hasta copias de las supuestas fotos del guardia fantasma-.
Mención especial merece el restaurante del castillo ofreciendo platos del día calientes muy recomedables y a un precio razonable (haggies, strudell de hongos o sopa de lentejas). Nos faltó recorrer jardines varios, el monumento a Wallace, mas alejado, el cementerio que se veía desde lo alto... paseos óptimos seguramente para cuando el clima es más beningno.
Mención especial merece el restaurante del castillo ofreciendo platos del día calientes muy recomedables y a un precio razonable (haggies, strudell de hongos o sopa de lentejas). Nos faltó recorrer jardines varios, el monumento a Wallace, mas alejado, el cementerio que se veía desde lo alto... paseos óptimos seguramente para cuando el clima es más beningno.
Interior del Castillo de Stirling
Antes de que comenzara el anochecer, bajamos, ahora sí a pie hasta la estación de tren. Aun tras la tremenda nevada, la pequeña ciudad nos resulto encantadora y nos dejó con las ganas de volver.
El trayecto de Stirling a Edimburgo dura aproximadamente una hora. Durante el viaje hicimosun “hang out “ con Villa Gesell, usando una tablet Samsung con Android y el modem 3G que alquilamos a la British Telecom... que por cierto, es excelente.
De regreso en el hotel, nos dispusimos a ordenar nuestro equipaje. Mañana cambiaríamos de ciudad.
El trayecto de Stirling a Edimburgo dura aproximadamente una hora. Durante el viaje hicimosun “hang out “ con Villa Gesell, usando una tablet Samsung con Android y el modem 3G que alquilamos a la British Telecom... que por cierto, es excelente.
De regreso en el hotel, nos dispusimos a ordenar nuestro equipaje. Mañana cambiaríamos de ciudad.
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