París, 27 de enero de
2014
El
último día en París lo dedicamos al Louvre, como habíamos
planeado. Como sabe todo el mundo, el Louvre es un museo inabarcable,
enorme. Sus tres pabellones, los millares de turistas... un museo
masivo y popular como muchos de sus tesoros.
Las famosas priámides de cristal en el patio central del Louvre |
Seguimos casi todos los
consejos que suelen darse para una visita express: llegar temprano,
tener en mente algunas piezas imperdibles (La Gioconda, la Venus de
Milo, el código de Hamurabi) y hacerse a la idea de que todo no se
puede ver.
El código de Hamurabi, un imperdible del Louvre |
En efecto, llega un momento que te
cansas de caminar, confundís griegos con renacentistas y sumerios
con etruscos... son muchas escaleras, muchos pasillos y también,
mucha gente, sobre todo, pasado el mediodía.
La Venus de Milo rodeada de pequeños estudiantes |
Por supuesto, ni bien
llegamos, fuimos directo a La Gioconda, faltandole en respeto a
Boticceli y a Rafael, diría. Pero el espectáculo de la gente
amuchada para ver pequeña pintura de Da Vinci, tras dos vidrios, una
valla de acero y una cinta de seguridad es sorprendente.
Muchos se sacan autofotos junto a ella, como si setratara de una pop star. Hasta te dan pena las otras pinturas de la sala, que aparecen como unpibre relleno puesto que nadie las mira. Me pregunto si la obra será la orginal, como se sabe, hay un historial de robos en la historia de este cuadro y mucho antes incluso del best seller de "El código Da Vinci", por mi parte, creo que da igual de que sea el original o no... la distancia es mucha, el cuadro es pequeño y el vidrio refleja demasiado... en fin.
La Gioconda, Pop Star del Louvre |
Muchos se sacan autofotos junto a ella, como si setratara de una pop star. Hasta te dan pena las otras pinturas de la sala, que aparecen como unpibre relleno puesto que nadie las mira. Me pregunto si la obra será la orginal, como se sabe, hay un historial de robos en la historia de este cuadro y mucho antes incluso del best seller de "El código Da Vinci", por mi parte, creo que da igual de que sea el original o no... la distancia es mucha, el cuadro es pequeño y el vidrio refleja demasiado... en fin.
A medida que te vas
alejando de la Gioconda, las multitudes desaparecen, y las salas se
vuelven más solitarias, incluso desoladas. Tiende a haber más gente
en las salas dedicadas a los tiempos antiguos, especialmente la
egipcia. Griegos y romanos, tienen tambien su público... pero muchas
otras salas te dan tiempo para sentarte plácidamente a mirar
detalles, con mucha calma.
Las tres gracias |
Solo me restan contar dos
detalles de nuestra visita al Luovre. Uno interesante desde el punto
de vista pedagógico o y otro bizarro. El primrro, es que vimos muchos
grupos de estudiantes de casi todos las edades. Desde muy pequeños,
hasta adultos mayores, por no decir ancianos. Los más chiquitos, de
entre 8 y 10 años, completaban individualmente guias fotocopiadas,
en las que tenian algunas imágenes que les permitían identificar las
obras. Solo un grupo, de niños quiza aun mas pequeños, dialogaba con
un maestro haciendo preguntas sobre antiguo egipto. Todos los demás
solo tomaban apuntes o se distraian mientras el profesor exponía
magistralmente.. o no tan magistralmte, espiando sus propios apuntes.
La anécdota bizarra es
que mi hijo de 15 años dice haber visto una laucha en el sector de
comidas rápidas mientras esperabamos el pedido. El bicho habría
huido hacia la parte inferior de una de las estructuras de madera
pintada de verde que oficiaba de adorno vistoso. Si bien no pudo
probarlo dado que no llegó a tiempo para sacarle una foto con el
celular, no seria tan extraño, ya que nos contaron que hay ratas en
el mismisimo Crillon... lo cual si esta testimoniado por la reciente clausura del hotel y las quejas en Trip Advisor!
De todas formas, debo
decir que pese a la supuesta laucha no documentada, disfrutamos la
visita... uno acaba bastante cansado pero con la satisfacción de haber
visto de cerca la trama de la historia en su versión mas bella y
sublime.
Saliendo del Lovre
decidmos hacer una caminata para despedirnos de Paris. Fuimos hasta
la Opera de Paris, que de ninguna forma nos pareció más bonita que
el Cólon de Buenos Aires.
Opera de París |
Luego regresamos al Jardin des tulieries
para sacar a la distnancia algunas fotos de la Torre Eiffel ya que se
había despejado un poco, caminamos por la plaza de la Concorde hasta
Champs Elisse, para ver algunas vidrieras y probar los macarone de
pistacho... por cierto, deliciosamte empalagosos.
Volvimos al hotel con el
metro, sintiendo que justo nos íbamos cuando empezamos a entender un
poco más la lógica afrancesada...
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