18 de enero de 2013
Saliendo del aeropuerto de Ezeiza una tarde de enero, algunas nubes sugerían tormenta. Sin embargo, el vuelo fue plácido... por arriba de las nubes. La llegada a Londres fue de acuerdo a lo previsto, en efecto, “weather at destination” en la pantalla con información del avión, anunciaba “Snow”. Y tanta fue la nieve que que cancelaron nuestra conexión a Edimburgo en Heathrow. Supimos luego que los ingleses estaban furiosos: se habían cancelado 160 vuelos por un par de centímetros de nieve, aún cuando según parece, el año anterior se había hecho una gran inversión en el aeropuerto para evitar este tipo de molestias.
Una hora en underground camino a Cross King
El plan B, parecía fácil: subte + tren. Pero las valijas no llegaban y la desomora nos puso de mal humor. Finalmente, pudimos dar con nuestro equipaje y salimos corriendo de la Terminal 5 en dirección a Cross King, en donde tomamos el tren que salía en media hora. Sin reserva de asientos, estábamos librados a nuestra suerte. Y por suerte no fue tan mala, ya que pudimos ubicarnos razonablemente y cómodamente. La clase standard no es lujosa. Pero es pulcra y confortable. Y lo más importante, va a la misma velocidad que los vagones de primera clase.
Tomando una pequeña merienda en el tren a Edimburgo
La campiña inglesa nevada, es un paisaje prolijo, sumergido en una bruma discreta pero perseverante. Contrastan árboles esqueléticos, las agujas de alguna iglesia, modernos molinos y centrales de energía eléctrica. Mientras tanto, el tren es cálido y avanza. El 3G se corta y el wi-fi del servicio es solo gratuito por 15 minutos. Así que preferimos continuar el plácido viaje de casi 5 horas, desconectados.
El paisaje camino a Edimburgo
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