martes, 23 de diciembre de 2014

Parques de Londres



Nuestro último día en Londres nos dedicó un austero sol invernal. Tras dejar en guarda las valijas, nos fuimos a caminar. Atravesamos Hyde Park y los jardines de Kensiston, pudiendo ver a los londinenses disfrutando del espacio público, haciendo deportes o simplemente paseando a sus perros.
Cisne en Hyde Park
Diana Memoria Fountain en Hyde Park
Al dar la vuelta hasta llegar a Hyde Park Corner, volvimos sobre los pasos del camino que habíamos realizado algunos días antes en compañía del tour solo que ahora con más calma para orientarnos por nosotros mismos. Fuimos entonces para el Buckingham Palace y nos mezclamos entre la multitud que esperaba el cambio de guardia. Esta vez vimos a los guardas de los grandes sombreros de piel, diferentes a los que habíamos visto el otro día.
Guardias
Millennium Wheel
Atravesamos Green Park y vimos los famosos flamencos, acusados de devorarse a las obesas palomas y otras exóticas especies de aves, avenidas en fauna silvestre. Caminando llegamos al Parlamento y nos acercamos mucho mas al Big Ben, cuyo descomunal tamaño resulta difícil de imaginar en las fotografías sin referencias humanas.
Almorzamos en un simpático local de de supuesta “comida rápida sana”, si acaso el concepto fuera posible, con una curiosa estética japonesa pseudo zen, en donde exploramos nuevas versiones de los tipicos "pots" para comer con dos palitos. Después, nos apuramos a probar un cafe "take away" en Costa, la competencia británica de Starbucks, cuyos productos gustaron más y nos arrepentimos de no haber probado antes.
La caminata nos llevó por pequeños negocios de souvenirs y tiendas departamentales - nuestra preferida: John Lewis - hasta que otra vez, Oxford Street nos acompañó hasta Mable Arch, en la esquina de nuestro hotel. Dimos algunas vueltas mas por la zona en donde se apiñan unos cuantos comercios árabes, con sus delicias de hojaldre y mesas en las veredas en donde se los puede ver fumando narguile.
Un ícono de la libertad de expresión
Para dirigirnos a Heathrow, las opciones eran tomar Picadilly en Hyde Park Corner - para lo cual había mucho que caminar con las valijas a cuesta - o combinar desde Central Line... que fue lo que hicimos. Cabe relatar que pese a la desalentadora cantidad de gente en el “Tube” un sábado por la tarde, no solo llegamos a tiempo y sin sobresaltos sino que estuvimos sentados la mayor parte del viaje hasta nuestro destino final, la terminal 5.
En Heathrow vino finalmente lo mas difícil: decile adios a UK. Ojalá pronto podamos regresar. Fue un viaje maravilloso.

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