viernes, 5 de julio de 2019

Ocho cosas nuevas que contar de Magic Kingdom

Orlando, 18 de enero de 2019
A Orlando llegamos de noche. Me sorprendió el aeropuerto. La última vez que había estado en ese aeropuerto había sido en 1996 y me había parecido bastante mínimo. Pero se ve que fueron muchos años. Nos resultó gracioso el estilo Las Vegas, las luces, las palmeras… fuimos derecho a buscar el auto de alquiler. No había demasiada gente y tampoco hacía demasiado calor. Hasta podría decirse que estaba fresco. Programamos el gps y nos pusimos a buscar el hotel. Estaríamos en un complejo resort del Sheraton donde habíamos reservado un apart. Lo encontramos bastante fácil. El resort era enorme, a la escala del turismo monstruoso y masivo de la Florida pero casi no pudimos verlo. Estábamos cansados y más vale recuperarnos para los dos días a todo Disney que habíamos planeado.
Fantasyland
El 18 nos levantamos temprano para visitar Magic Kingdom. ¿Qué decir de Disney que ya no esté dicho? Suelo contar cuantas veces visité Disney y esta era mi séptima vez. Cada vez es más grande y hay más gente. ¿Qué cosas diferentes puedo contar?

  1. La App para reservar Fast Pass y organizar el recorrido calculando tiempos de espera en cada caso funciona bastante bien y es una manera de tomar decisiones inteligentes para aprovechar la estadía. 
  2. El ingreso se registra por tarjeta chip (también te podés comprar una pulsera con un cargo adicional) y también a través de una huella digital. Bueno, el segundo día yo tuve algún problema para que me reconociera el sistema y tuvo que venir un supervisor a ver qué pasaba.. pero bueno, todo puede fallar.
  3. La atracción Seven Dwarfs Mine Train es linda. Perocomo no teníamos Fast Pass hicimos casi dos horas de cola y nos predispuso muy mal. Igual, la espera, como siempre, tiene sus atractivos, pero fue demasiado tiempo. No tiene tanta velocidad como otras pero incluye algunas caídas rápidas. La ambientación es muy nueva y se nota la tecnología moderna frente a otra atracciones que ya tienen sus años.
  4. La Splash Mountain sigue siendo una gran atracción y sigue siendo “fuerte” aún cuando pasaron bastantes años.
  5. La Space Mountain no estaba muy oscura. Fue rarísimo. Se veían los rieles de la montaña rusa. 
  6. La Thunder Mountain es mucho más light que la de California. De hecho, varias atracciones nos dejaron la misma sensación. Nos preguntamos si es que Disney World está más desarrollado para incluir a chicos más chiquitos o… simplemente, es que uno se va a acostumbrando a los estímulos.
  7. Los juegos interactivos van ganando terreno. Monster Inc. Laugh Floor va en ese sentido y parece funcionar muy bien.
  8. El cierre, con el mapping del castillo, es imponente. Muy imponente.
    Mapping sobre el castilo en el cierre
En síntesis: Esta lleno de gente que dice que los parques de Disney son una cagada, que no hay que ir porque Chernobyl cultural, etc, etc. No comparto esta opinión. Por algo uno vuelve. Lo de la magia, no es joda. Hay que saberse los trucos. Y ya lo creo que lo logran.

jueves, 4 de julio de 2019

Puesta de sol en Salem

Boston, 17 de enero
Amaneció brillante y azul. Las pistas desde nuestra habitación se veían gloriosas. No es fácil irse un día así. Nos levantamos temprano dada la inercia de la rutina del esquí que todavía tenía cierto arrastre y desayunamos piponamente por la misma causa. Pero teníamos que irnos. Ya habíamos dejado las valijas preparadas, así que metimos todo adentro del auto y salimos en dirección a Boston por el mismo camino por el que habíamos llegado. Había una nueva capa de nieve fresca sobre el hielo de seis días acumulados. Las casitas de madera, los arroyos semicongelados. Hermoso todo. Me da imaginar como será todo esto en verano. Quizá otro tipo de turismo. Otros colores. Otras formas.
Llegamos a Woodstock. La ruta pasa por el medio del pueblo que parece sacado de una serie norteamericana. Me encantan esas casitas de madera, tan bonitas, tan Nueva inglaterra. Es todo tan dibujado que parece una maqueta, un escenario montado para mirarlo y disfrutarlo. La nieve de los alrededores comenzó a desaparecer y cerca del medio día, quizá a mitad de camino, paramos a comer en un Apple Bee, creo que mi cadena preferida por estos años. No sé bien donde estábamos pero era una de esas típicas rotondas americanas en el medio de la nada donde hay de todo. Y siempre hay gente, también. Autos y estacionamientos para autos. Lugares bien gringos donde te atiende una recepcionista añosa y activa que deja pensando sobre la gente mayor que en EEUU sigue trabajando en el trabajo que en Argentina solo tendría un adolescente. No teorizamos mucho sobre las razones de esta cuestión pero pensamos en qué difierente es la vida en EEUU. Llevamos seis años viajando todos los años en vacaciones y recorrimos bastante. ¿Cómo será la vida en estos pueblos? Uno puede imaginar la vida en Boston, en Nueva York, en Los Angeles… porque no será muy diferente de la vida en Buenos Aires. Pero estos pueblos parecen demasiado diferentes a los pueblos de otras partes que conocemos. Son pueblos pero hay de todo y están ceca de todo ¿lo están? A la vez, parecen detenidos en otro tiempo. Me pregunto si hubiera podido adaptarme a vivir acá. ¿Cómo hubiera sido nuestra vida? ¿En que lugar estaríamos? Conozco mucha más gente que fue y volvió que gente que se quedó. Nos encanta EEUU. Pero nos encanta porque es un touch and go. Me hubiera gustado estudiar aquí ¡y como! Pero no sé si a la larga no hubiese vuelto, también. Y discutiendo estas cosas no llegamos a ninguna conclusión, pero si llegamos a Boston. Lo dejamos a mi hijo que ya se volvía para Buenos Aires. Nosotros nos quedaríamos un par de días más. Aprovechamos que nuestro vuelo salía a la noche para dar una vuelta por Salem, a unos 40 minutos de auto.

Salem

Postal de Salem
Lamentablemente el museo de Salem, que vimos que tenía referencias excelentes en Trip Advisor, estaba cerrado los días de semana por mantenimiento.

Salem es pintoresca, tiene todas las marcas de Nueva Inglaterra y sabe explotar muy bien la cosa temática de las brujas, al menos en lo poco que pudimos ver. Pero más allá de la estética brujeril, la cuestión de Salem está muy al día en los tiempos que corren de escraches coletivos y atropellos patéticos a las libertades individuales.

Vidriera en Salem
Igual, lo que domina en Salem no pasa por ahi, la onda creepy es lo que se vende como encanto turístico: bares temáticos, tiendas con objetos esotéricos e irracionales, tarot, quiromancia… quizá el museo aborde la cosa con más seriedad. Nos quedará la duda hasta que alguna otra vez podamos visitarlo. 

Cementerio de Salem
Hay un memorial bordeando un cementerio de lápidas anónimas por la erosión de la piedra. En el memorial, sí, estaban tallados algunos nombres históricos de las famosas ejecuciones. Y había ofrendas en junto algunos nombres. Nada de flores tradicionales, sino ataditos de ramas bastante embrujados.

Ofrendas
No tuvimos mucho tiempo para ver algo más, ya teníamos que volver al aeropuerto. Así que vimos la puesta de sol entre las casitas de madera hasta enredarnos en la turba de pasajeros atascada en las cintas de seguridad. Con el tema de shut down todo parece enquilombado. Cuando pasó mi bolso, el sistema lo apartó para el control manual. El policía empezó a sacar las cosas de mi bolso. Lo primero que sacó es un libro que tiene en la tapa un talibán. Es que estoy leyendo sobre algunas cosas de nuestra vida en Turkmenistán. Por un momento pensé que se me venía la noche. Pero no. El problema era mi ebook, que no lo había separado y saltó en los rayos x…

La espera fue larga y aburrida. El vuelo, repleto. En EEUU los vuelos en avión son como viajar en subte.