viernes, 26 de enero de 2024

LATAM sobrevendiendo nuestros pasajes comprados hace 6 meses

 26 de enero, Cartagena


Escribo indignada desde el aeropuerto de Cartagena. Hoy nos habíamos levantado temprano, de buen humor, sobreviviendo al ascensor ese que tenes el el hotel para poner el auto, que es un trauma ya como idea y llegamos en tiempo sorteando el tráfico loco. Por supuesto, la chica del rental no había llegado, pero fuimos a hacer rápido los trámites del check in que la página de LATAM no nos había permitido hacer… . Todo en orden hasta despachar las valijas donde nos informan que el vuelo está sobrevendido lo que significaba que por razones desconocidas pasamos a una humillante lista de espera como si no hubiéramos comprado nuestros pasajes con seis meses de anticipación planificando nuestras vacaciones con lujo de detalle. El empleado de LATAM nos decía con su cara de buenito que la ley permite a la empresa sobrevender pasajes en un 7%. Claramente en un destino turístico de estas caracteristicas y por un trayecto corto, en un avión relativamente chico, que acumula a los estafados por sobreventa en el vuelo anterior, la lista de espera es una mentira y la verdad es que te cagaron un día de tus vacaciones. Mi primer reacción fue putearlos pero como putearlos no soluciona nada, terminás en una suerte de síndrome de estocolmo consciente en el que te sometes a la psicopateada voluntariamente para encontrar una solución. Primero nos dijeron que nos mandaban a Bogotá, pero nuestra agente de turismo nos dijo por wp cuando le consultamos que no aceptáramos eso porque nos iban a cagar. Que allá en Bogotá nos iban a tener boyando y que nos iba a terminar saliendo mas caro sin contar los días perdidos. Había una pareja de argentinos en la misma que nosotros así que nos pusimos firmes para exigir que, al menos, nos aseguraran viajar a las 6 de la tarde. El empleado de Latam ya no intentó negociar una segunda estafa (que bien que amagó porque el vuelo de las 6 también estaba sobrevendido). Luego nos ofreció una compensación que consiste en un voucher para un almuerzo de mierda en tres locales de comida rápida del aeropuerto (que no conseguí que me sellaran para poder usarlos) y un reembolso de (cuchá bien: 15 dólares). Era tan escandalosamente rata que te daba ganas de pegarles. Perdemos un día de All inclusive en la isla y te ofrecen como compensación un voucher para un sanguche en Subway. En fin.

Pasar el día en Cartagena no era una opción ya. Estábamos cargados con el equipaje de mano y, ademas, teniamos miedo algún otro percance y nosotros perdido en la muralla. Decidimos sacrificar el día con resignación. Dimos dos o tres vueltas por el aeropuerto, que no es muy grande, hasta que se nos ocurrió que podíamos buscar si teníamos un lounge con la tarjeta de crédito. Encontramos uno de Avianca de medio pelo pero al menos con lugar para sentarnos y cargar los celulares. Tenemos para varias horas acá. Pase varios niveles de Duolingo en latin y me puse a escribir el diario. Y todavía faltan varias horas. Supongo que un rato volveré a la lectura del libro que me compré ayer. El libro me gusta, está muy bueno. 



Up grade ya de regreso en Buenos Aires: ¿y los quince dólares?¿Y Candela? ¿Y la moto?

Obvio, nino vimo.


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