sábado, 20 de enero de 2024

Perdidos en Nueva York


en Jet Blue volando a Colombia, 20 de enero


El último día de esquí fue hermoso. Había un poquito de sol y la nieve estaba perfecta. Fresca pero pisada. No andaban algunas aerosillas pero nos arreglamos empezando desde Ramshed y fue un gran plan.


Almorzamos en el lodge cheto de Killington Peak y fue un lujo. Me caí una vez en Chute, un poco por agrandarme. Hicimos un par de pistas negras, porque con semejante nieve te animas a cualquier cosa.


A la noche nos guardamos. Nos concentramos en armar las valijas porque teníamos todo hecho un quilombo. Después empezó a nevar y medio que me desvele porque me preocupaba que se acumule nieve… ¡y con este auto!. Medio alambrados vimos por la mañana que estaba todo cubierto asi que esperamos un poco más de la hora planeada para que pasara Mr. barredora, como llamamos cariñosamente a esas máquinas que limpian el camino y tiran sal hasta hacerlos posibles. Fuera del plan original, nos tomamos tiempo para un desayuno rápido y un par de mates. Rumbeamos para Rutland camino a New York. El viaje fue todo dentro de lo esperado, ya cerca de New York empezó a nevar un poco pero nada serio, por suerte. El hotel que habíamos reservado estaba casi al lado del JFK, así nos ahorrabamos la locura de tener tremendo madrugón para el vuelo a Colombia. En ese sentido fue negocio.

Pero el dia nos tenía reservada otra aventura no planificada: una escapada que pretendimos hacer a Manhattan para hacer una compra en el Apple Store de Central Park que se terminó complicando. Entre la nieve y el frío… y el taxi que tomamos para llegar a Jamaica Station, me puse de bastante mal humor cuando nos agarramos un congestionamiento típico newyorquino. Una vez en el subte, media hora de viaje, esperar en el store y correr hasta Time Square nomas para ver si las luces siguen ahí: si, ahí sigue todo, los monstruitos del tren de la alegría, los carritos de comida y los turistas sacándose selfies como si estuvieran en Manhattan.



Ya eran las cuatro y entre la nevada y la oscuridad no había otra chance que volver así que nos metimos en el subte con el plan de viaje más directo a Queens que nos marcaba Google. El tren estaba bastante lleno de gente volviendo de sus trabajos. Era un vagón bastante sucio y decadente. En una estación subió un hombre negro, flaquito, con cada de homeless y unas zapatillas hechas mierda. Se movía raro, parecía que bailaba o que se estaba haciendo pis.. o que le dolía algo. Ponía caras neuro divergentes ante la indiferencia de todos. Me angustió verlo bajarse y asomarse al andén. Mientras el tren arrancó me dio miedo de que se tirara a las vías. Finalmente, unas tres estaciones antes de lo que según entendíamos era nuestro destino, notamos que las estaciones tenían otro nombre. Adrián pensó a lo argento: deben ser calles a las que le cambiaron el nombre. Pero cuando vi por la ventanilla, en medio de la oscuridad, que estábamos cruzando aguas confirmamos mi sospecha intuitiva: nos habíamos equivocado de ramal. Así que tuvimos que bajar y tomar el tren para el otro lado, esperar la otra combinación y volver. Hacía frío y ya estaba muy oscuro… pero por suerte los trenes llegaban tal como se anunciaba en el schedule electrónico. Cuando finalmente enganchamos el tren correcto (de paso, digamos que este era como más limpio y moderno que el del otro ramal) llegamos a destino. Para completarla, quisimos hacer como si fuéramos locales y tomamos un colectivo que supuestamente nos dejaría en el estacionamiento del hotel. Pero siguiendo el gps a mitad de camino vimos que se alejaba del recorrido. Caminar ya no era una opción, asi que despues de unas tres paradas nos bajamos y nos pedimos un Uber. Fin de la aventura neoyorquina.

Ahora estamos en vuelo a Colombia. Tomamos una low cost que, hasta ahora es mucho mejor que Aerolineas. Pudimos comprar el almuerzo a bordo a un precio más que razonable. Viajamos cómodos. El avión está muy limpio… igual que el baño. Tiene internet gratis y hasta nos vimos una pelicula sobre Blackberry que teníamos en la mira. Sin quejas por el momento. Veremos cómo nos sorprende el calor. Por nuestra parte, será la primera vez en Colombia.


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