martes, 10 de enero de 2023

Volver…

 New York, 10 de enero 2023

Hace un par de años que no volamos a NY, porque pasaron cosas y entre ellas pasó el covid. Así que volver aunque sea de paso tiene siempre alguna expectativa, aunque solo sea por la curiosidad de ver como cambian las cosas o, por lo menos, como cambiamos nosotros. Ir para el frío desde los 35 grados de Buenos Aires siempre es tentador, más que veníamos de pasarla lindo en Villa Gesell (nunca hablo en Gesell en este blog, quizá porque no lo sienta sino como mi casa y uno un lugar turístico, pero no es muy justo la verdad. Creo que debería escribir alguna vez.) Pero como siempre en la salida de Ezeiza uno tiene cierta euforia, como si fuera a liberarse de algo realmente. Ayudó a nuestra euforia que Adrián tenía un pase VIP para migraciones y lounge de espera que nos hizo la noche evitando las hordas de gente en el aeropuerto. Me pregunto si es que tanta gente viaja realmente o que Ezeiza es vergonzosamente chico para una ciudad como CABA. Como sea, el avión de American Airlines salió demorado. No sabemos bien por qué, pero creemos que es porque el avión estaba al tope y pedían si alguien se ofrecía para despachar sin cargo parte del equipaje de mano, cosa que hicimos. Viajar en turista es cada vez más incómodo. Casi no hay espacio y cuesta relajarse mínimamente para dormir algo, pero esa no es mucha novedad, así como tampoco la espantosa comida a bordo. Fue divertido, eso sí, un contingente de adolescentes intensos de algún club judio argento que, por suerte para los pasajeros, bajaba los decibeles futboleros a la llamada de atención de la madrij y las pocas pulgas de la azafata cubanoamericana.

Llegamos al JFK en hora, nos tomamos el Air Train (tuvimos que sacar tarjeta nueva, se nos había vencido) y luego el subte hasta Manhattan, hasta nuestro hotel cerca de los teatros. Llegamos un poco cansados e invertimos el día en algunas vueltas random alrededor de los trámites que teníamos que hacer. Algunas conclusiones preliminares del primer día:

  • Sobre NY amigos me preguntan si es verdad que está tan caro… la verdad es que es difícil saber si está caro o nosotros estamos más pobres. Es todo muy raro, muy inestable, confuso. Preferimos no convertir porque el que convierte no se divierte. Nos atenemos al presupuesto previo, y listo.

  • El subte nos pareció mucho más roñoso que lo que recordábamos pero se puede pagar directamente con la tarjeta de crédito en el molinete lo cual es un golazo.

  • Hay partes de la ciudad que parecen Ciudad Gótica (el día nublado no ayuda mucho)

  • Las oficinas del correo casi tan turbias como las del correo argentino

  • Hay muchos, pero muchos autos eléctricos: los reconoces porque no tienen caño de escape.

  • Hay gente que sigue usando barbijo.

  • Todo huele a marihuana por todas partes.




Fue divertido tambien, visitar la tienda de merchandising de Harry Potter, hasta nos tomamos una Butter Beer...

Veremos qué vemos de nuevo mañana…



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