Amaneció bastante despejado para lo que venía. Como el aeropuerto de Newark quedaba a solo unos 15 minutos pudimos hacer los trámites de dejar el auto con mucha calma y sin correr. Salíamos en vuelo de United por la Terminal A, que es nueva y realmente hermosa.
El vuelo fue tranquilo, un poco menos de unas cuatro horas y llegó a New Orleans a horario. Tomamos el auto de alquiler y entramos a la ciudad por la autopista. El paisaje es llano y lo más parecido a la pampa húmeda que ví fuera de Argentina en mi vida. Pero todo es grande y enorme como todo en EEUU.
Sin embargo, el carácter de New Orleans es muy distinto a otras versiones de EEUU. De entrada, llaman la atención los cementerios al margen de la autopista, con bóvedas construidas al estilo latino, pero sin paredones y rodeadas de pasto, más al estilo inglés. Ya después, dando una vuelta por la zona histórica (French Quarter) vimos un poco más las postales típicas que Disney recrea con mucha más prolijidad en Disneyland.
De camino de regreso al hotel nos metimos en un bar a degustar unas cervezas mientras una banda tocaba jazz. Nos sentamos en la barra. Un muchacho nos preguntó por la degustación de cervezas que habíamos pedido. Resultó que el muchacho era indio (hacia 15 años que vivía en New Orleans) y tremendo fan de Messi. Se emocionó tanto con que éramos argentinos que nos invitó a las cervezas y nos dió charla de fútbol por un buen rato. Que locura. Nos dijo que en india juegan a cricket por dinero pero que a todos les gusta mas el futbol. Que se dividen entre hinchas de Alemania, Brasil o Argentina y que él había sido desde siempre hincha de Argentina. Y que había seguido los nuestros festejos y hasta la llegada de Messi a Rosario.
Volvimos caminando mientras caímos en la cuenta de que estamos alojados en un hotel histórico con fama de embrujado. Por cierto, el hotel Le Pavillon es un poco estrafalario. Pero ya escribiré luego sobre eso… hoy estamos re cansados!
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