25 de enero, San Antonio
Salimos de Woodstock antes de la salida del sol. En efecto, nos habían sugerido hacerlo porque si bien, el camino a Boston era de solo dos horas y algo, coincidiría con la rush hour y el tráfico podría complicarse. Así que vimos el amanecer entre los pinos y las rocas con estalactitas nevadas. Desayunamos en un Dunkin Donat, y casi sin parar llegamos sin sobresaltos, bastante temprano al aeropuerto. La espera fue aburrida, después de dejar el auto los trámites fueron rápidos, era un vuelo de cabotaje y el aeropuerto de Boston no es el JFK.
Por suerte salió en horario. El vuelo fue tranquilo pero largo, las cinco horas cayeron en ese momento en que es difícil aprovecharlas durmiendo. Por mi parte aproveché para leer - estbaba leyendo Anna Karenina y casi que termine la quinta parte. La llegada a Texas nos agrego una hora de diferencia horaria hacia el oeste por lo que era más temprano y el solo estaba todavía alto. Pero la salida del aeropuerto no fue tan rápida hasta que nos entregaron el auto de alquiler. De Houston a San Antonio, teníamos como cuatro horas de ruta así que salimos rápido. Es impresionante llegar a Texas. Si no fuera por el desarrollo obvio que uno ve a los costados, el paisaje es igual a la provincia de Buenos Aires. Vimos el atardecer entre torre de alta tensión ya que viajamos en dirección Oeste. Llegamos a San Antonio de noche y realmente muy cansados. Así que solo nos dio para manotear un par de snacks y tirarnos a dormir.
Está mañana , resultó un día nublado. Algo un poco decepcionante, no vamos a negarlo. Salimos a recorrer el ala histórica que es muy bonita. El río San Antonio, está rodeado de restaurantes que hacen a la zona más turística y es encantador.
Después de pasar por los puentecitos nos salimos al área de The Álamo, que es fuerte histórico de la ciudad. El área está en plena reconstrucción, imaginamos que en no mucho tiempo el recorrido tendrá muchas más atracciones. Entramos a la iglesia, que es de acceso libre donde se da detalles del proceso de recuperación de los frescos. Vimos también un documental sobre la historia de Texas, que explota bien el espíritu independiente de los texanos, del que se muestran tan orgullosos.
A la tarde tomamos el auto para visitar Gruene, a unos 40 minutos hacia el noreste. Gruene es un pueblito armado para el turismo sobre lo que fue una vez un asentamiento de inmigrantes alemanes que se dedicaron a la producción de algodón. Si bien luego declinó y se transformó en un pueblo fantasma, fue recuperado para fines turísticos. Está ahí el Saloon más antiguo de Texas, al parecer un lugar medio famoso para la música country. Por la noche hay shows importantes pero durante el día, tocan bandas todo el tiempo… que sonaban muy bien. Y la gente se pone a bailar un poco, y nosotros no quisimos ser menos y también lo intentamos.
Comimos por ahí en un lugar bien Tex-Mex y pasamos un rato largo visitando las tiendas, con antigüedades, artículos de decoración y souvenirs. Había cosas realmente interesantes, como libros de texto viejos, herramientas y curiosidades. Estuve dando vueltas para comprarme un sombrero texano pero me parecía demasiado caro… Compramos otras cosas, como una blusa de oferta y popurrí con aroma a limón que es un sueño.
De regreso a San Antonio llegamos al hotel para ver la puesta de sol desde la habitación. Vamos a salir a cenar por la zona del río. Ojalá mañana no llueva.
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