26 de enero, San antonio
Anoche antes de cenar hicimos el paseo en barco por el río san Antonio. El paseo estuvo lindo, sobre todo por la iluminación multicolor de los árboles. Al terminar el recorrido vimos una proposal: al parecer es medio un show como el de las películas. La propuesta de matrimonio tenía toda una logística arriba del puente que estaba bloqueado con carteles luminosos. Luego todos aplaudían. Al pasar cerca del puente una mujer con cara de proposal planner nos dice, cuando intentamos pasar por el puente: Its a proposal and she said yes! Ok. Más tarde estaban sacándose fotos con un grupo de gente… que sé yo.
Después comimos comida mejicana, demasiado picante y tomamos margaritas. Vinimos a dormir relajados. La mala noticia es que al volver de desayunar hoy, me di cuenta que me faltaba la cartera con las tarjetas de crédito y mi DNI. Yo estaba convencida de que no lo había llevado al paseo nocturno (de hecho comente antes de sacar los tickets para el barco que no había traído mi ID) pero después de revisar dos millones de veces el cuarto, empecé a dudar de mis recuerdos. Y si bien volvimos por todos los pasos y preguntamos por los lost and found que encontramos, ni noticias. Me amargué mucho… cancelando tarjetas y lamentando las pérdidas. Tenía poco efectivo, pero algunos recuerdos personales que considero irrecuperables ahora.
Después de llorar y patalear un poco tuvimos que decidir cómo remontar el día. Había llovido toda la noche y el tiempo pintaba muy nublado, así que entre las opciones elegimos hacer el recorrido de las misiones. Las misiones de San Antonio son 5 y son franciscanas. La primera es The Álamo, que tiene otra historia y fue la que visitamos ayer. Las otras están un poco más alejadas: Concepción, San José, San Juan y San Francisco de la Espada. La más grande para recorrer es Santa Fe pero, sin duda, la suerte fue coincidir en Concepción con el horario de misa con Mariachis que asistimos completo y que sin duda fue un momento de calma después del mal humor de la mañana. Recorrimos las ruinas entre algunas explicaciones históricas. Los lugares están bien, pero no descollaron producción ya que son sitios de conservación arqueológica que pertenecen a parques nacionales. Para ninguno cobraban entrada y, salvo la limosna de las ofrendas en la misa, no desembolsamos nada.
La misa era bilingüe y la celebraban dos curas. Si bien el rito estaba principalmente el inglés (no tenía idea cómo responder, nunca había seguido una misa en inglés) la segunda lectura se leyó en español y los mariachis cantaban en español. Esto incluyó el salmo responsorial que fue cantado. El coro de mariachis era muy hermoso. Me emociono un poco Pescador de hombres en el momento de la comunión. Al final, cura pregunto si alguien cumplía años. Un par se pusieron de pie y les cantaron las mañanitas. Al final los dos curas, te saludaban a la salida. No recuerdo haber visto eso en misa… o quizá en Gesell. No sé.
Se empezó a poner fresco después del recorrido de la última misión. Los edificios en algunos casos siguen funcionando como iglesias, pero tienen todo un estilo rústico en medio de ruinas. Por el camino atravesamos un cementerio a la mexicana, donde se veía gente llevando flores y decorando tumbas.
Al regresar al hotel, Adrián decidió insistir una vez más con el tema de mi bolso perdido (yo ya había perdido las esperanzas) Y al preguntar en recepción, se lo dieron… estaba con las cosas perdidas pero habían sacado la billetera con el DNI, las tarjetas y el cash. Nos dijeron que la había perdido en el restaurante y que un huésped la llevó. Raro. Mañana al desayuno, volveremos a preguntar a los mozos para ver si entendemos el movimiento. Al menos yo no estaba loca… no la había llevado al paseo de anoche tal como recordaba.
Para despejar un poco salimos a caminar otra vez bordeando el río San Antonio. La temperatura bajó bastante, más tarde saldremos a tomar algo.
28 de enero, Austin
El último día en San Antonio, salimos a cenar y otra vez incurrimos en margaritas, explorando las opciones on the rocks y frozen. A mi me gusta más frozen. Y después, ya bastante cansados, volvimos para el hotel atravesando el camino multicolor del río. A la mañana siguiente, continuamos con la investigación de la billetera perdida, y la narrativa del restaurante fue que ellos la encontraron y la llevaron inmediatamente al lost and found. Los del help desk se desentendieron y aunque pedí hablar con la manager, ni noticias. Resignados ya, nos fuimos, la idea era tomar el día de paseo antes de nuestro último destino, Austin.
Pasamos por un pueblo de Origen alemán Fredericksburg, no tan turístico como Gruene pero con una estética vintage conservada especialmente en su Calle comercial que recorrimos en un paseo.
Hay algunos edificios realmente lindos que nos llamaron la atención. Luego nos desviamos para visitar la Enchanted Rock, un parque estatal protagonizado por una loma enorme de granito rosado. Es una formación interesante con algunos rastros de erosión curiosos que le valen el nombre de en de “encantada”.
La subida a la roca nos llevó entre ida y vuelta algo más de una hora y, terminada la aventura regresamos por el road ranch hasta retomar el camino a Austin. El paisaje tiene subidas y bajadas, parece árido por momentos y por otros se vuelve más verde. Los molinos, iguales a los de la provincia de Buenos Aires, vuelven el paisaje curiosamente familiar para nosotros.
Llegamos a Austin al atardecer, pero el tiempo está feo y nublado. Austin es una ciudad grande, con muchos edificios y no parece para nada turística. El plan era recorrer un poco por mañana, que será nuestro último día de vacaciones.
29 de enero, Austin
El día amaneció horrible: nublado y llovizna, un día nada turístico para una ciudad no turística. No sabíamos mucho qué hacer así que salimos a caminar un poco sin rumbo con el único destino visible del Capitolio. El edificio es impactante, hecho todo de granito rosado — como la piedra que subimos ayer— con una cúpula enorme con una mujer cargando una estrella, símbolo texano. Visitamos primero el pequeño museo con algunas cosas sobre la historia de Texas y — entre otras cosas— una impresionante maqueta del Capitolio hecha de legos.
Después ingresamos al Capitolio, que según se veía estaba en un día realmente muy ajetreado, con muchos periodistas, gente corriendo de un lado al otro, secretarías de tacos y políticos con sombreros texanos tal como en las películas. Enganchamos una visita guiada donde contaron varias cosas sobre cuánto era original y cuanto restaurado en el edificio, pero era difícil de seguir porque había mucho ruido ambiente y el clima general era de quilombo. Cuando terminó el speech del guía empezamos a dar vueltas dentro del edificio lleno de gente y medio que nos perdimos, hasta que alguien nos indico por donde salir. De ahí pensamos que podía ser buena idea visitar algo que habíamos visto como el museo de la música de Texas… llegamos caminando al lugar y tuvimos que esperar para que abriera. Era un espacio modesto y sostenido por voluntarios donde se mostraban colecciones de discos, radios e instrumentos antiguos…
De ahí pensamos en ir hasta el río, atravesando la calle principal cubierta de niebla. Al paso encontraríamos un museo de arte mexicano que parecía interesante, pero lamentablemente estaba cerrado porque estaban trabajando en una instalación, así que miramos solo la tienda de souvenirs y seguimos hasta el río lady bird —que es muy ancho— y hasta un puente a parecer famoso por albergar, en los meses de verano, una colonia enorme de murciélagos. Murciélagos no vimos, pero sí un par de monopatines eléctricos que habían sido arrojados bajo el agua y podían verse claramente a muy poca profundidad.
Cuando nos fuimos del río, volvimos a ver —ya habíamos visto un par pero de modo más confuso— un auto autónomo Waymo. Al parecer pueden solicitarse vía App pero intentamos descargarlas pero no es posible con nuestros celulares atados a Argentina… intentamos sacar la foto… pero no salio. Resulta novedoso ver un auto sin conductor en plena ciudad… pero no tuvimos chance de concretarlo.
Finalmente, caminamos hasta el museo de la historia de Texas, enorme y muy interesante —100% bilingüe— donde volvimos a ver datos y fun facts sobre la historia de Texas, pero ya no solo de su independencia — en la que los españoles y los mejicanos unitarios son los malos — sino también sobre el desarrollo de la industria y su influencia en el mundo cultural. Estuvimos más de dos horas recorriendo las hermosas y bien organizadas salas… y bajo una garúa finita volvimos al hotel. Mañana empezamos el viaje de regreso a casa.
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