Killington, 8 de enero
Lake George |
La ruta de regreso fue realmente hermosa, de color ocre, verde musgo, amarillos, celestes agrisados. Vimos un tipico bus escolar que iba dejando a los chicos de regreso de la escuela en areas rurales. Parecían escenas de una película norteamericana.
Cuando llegamos a Rutland aprovechamos para hacer compras. Yo saqué algunas fotos recordando que es el pueblo que Lorrie Moore menciona en el Hospital de las Ranas. Uno puede imaginarlo tal cual, aún en los setenta.
Rutland |
Llegamos a Killigton en medio de una nevada importante. Parece que por ahi no había habido sol sino mucha nieve todo el día. Eso era bueno, nos esperaba un gran día al día siguiente.
Killington, 12 de enero
Los días de esquí que nos quedaron fueron muy lindos, uno de mucho sol y buenísima nieve.
El sol quebrando el lago helado |
Otro un poco más húmedo pero todavia aceptable, pudimos esquíar hasta la última bajada. Yo incluso probé bajar por una pista negra con bumps y solo me caí dos veces.
Las pistas, hermosas |
Por las tardes, de regreso en la habitación a veces veíamos las noticias. Escuchamos hablar por primera vez del coronavirus. China parecía tan lejos...
El día de regreso nos levantamos temprano y tomamos la ruta a Boston. Llegamos antes del medio día y aprovechamos para dar un pequeño paseo hasta la bahía. Saludamos a Sarmiento y avistamos el perfil del MIT.
Paseando por Boston |
Volvimos reconociendo nuestra estadía anterior, otra vez sin nieve y volvimos a pensar que Boston es una ciudad hermosa. Después ya teníamos que ir para el aeropuerto para hacer Toronto — Santiago — Buenos Aires. El viaje iba a ser largo, así que, más vale tomarlo con calma. Y más vale disfrutarlo. Se venía un año durísimo y apenas si uno podía magnificar la dimensión de su dureza, en todos los frentes.
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