Toronto, 2 de enero
En el hotel el desayuno era bastante elegante, así que lo disfrutamos. So bien el estilo es menos francés que en Quebec, la comida suele ser un tanto mejor que la Americana. Incluso que la de Vermont que no es tan yanqui como la de otros lugares. Así que disfrutamos probando esto y aquello y nos tomamos un tiempo. Pero después salimos con todo a caminar. No hacía mucho frío, ni llovía. Pensamos que lindo hubiera sido tenér un día parecido a este en Quebec o en Montreal ya que en la última visita nos había agarrado una ola polar que casi nos congela hasta las ganas de sacar fotos.
Caminando por Toronto |
Vistamos Fort York, un viejo fuerte de la ciudad donde tuvo lugar guerra 1812 invasiones americanas. Es un lindo museo con un centro de interpretación didáctico con buenas presentaciones en video y la exhibición de objetos históricos tipicos: utensillos, armas, muebles.
Fort York |
Hay una serie de edificaciones bien restauradas y ambientadas en torno a un espacio verder bastante grande. De hecho, en los audiovisuales cuentan que el sitio histórico estuvo a punto de ser pasado por arriba para una autopista pero finalmente triunfo el deseo de preservar el sitio histórico. En efecto, a Fort York legamos caminando, bajo la autopista. En paralelo hay una larguísima pista para patinaje sobre hielo aunque, dado que no hacía tanto frío, tenía algunos charcos, me imagino que no estaría optima.
En el área del puerto |
Frente al lago también había una pista de patinaje sobre hielo con mucha gente. Un grupito de nenitos, en un costado de la pista, estaban recibiendo una clase que parecía de hockey, el deporte más popular en Candadá. Ahi nomás nos metimos en un museo de arte concpetual. Era gratis y pasamos a ver que onda. Muy raro. No entendimos nada ni siquera leyendo las explicaciones. Con un signo de pregunta en la cabeza buscamos algo para comer. Dimos un poco de vueltas, las ofertas no nos convencían y terminamos comprando pollo frito con puré en una cadena que se llama Popeye. Hicimos una especie de pic nic en una escalera frente al museo. Una mujer encargada de la limpieza de ese espacio, nos alcanzó una bolsa de nylon tipo consorcio para para tiraráramos los restos. Dejamos todo impecable,como corresponde
Después queríamos ir para la otra parte de la ciudad, pero para eso teníamos que resolver el tema del tranvía o trolebus. Estos vehiculos andan sobre vías y tienen una especie de antena. El cableado esta por toda la ciudad. También hay un sistema de bicicletas idéntico al de Buenos Aires, solo que no son gratis. Nos metimos en la estación de trenes que es la apertura a la ciudad subterránena. De entrada nos recordó a Montreal. Ahi abajo uno empieza a desorientarse y siguiendo indicaciones y por ahi y por allá dimos muchas vueltas hasta que logramos lo que buscábamos: sacar los tickets para el tranvia. Con los tickets en mano, volvimos a subir a la superficie hasta encontrar la parada. El tranvía nos llevó a High Park. El camino era largo, nos fue alejando del centro y hacia un barrio de casitas más sencillas.
Alejándonos del centro |
El parque es enorme y muy lindo aunque estaba un poco embarrado por la nieve deteerrtida. Un bosque natural con algunos caminos. La gente pasea a los perros, principalmente. Hay areas marcadas donde se puede llevar al perro sin correa, incluso.
Después de cruzar el parque llegamos a la orilla del lago otra vez. El lago Ontario tiene en esta parte una pequeña playa con arena. Nos preguntamos si la arena es natural o la habían traído de alguna otra parte. Caminamos viendo el perfil de la ciudad sobre el lago hasta la parada del tranvía para volver al hotel. Cuando llegamos, ya había anochecido.
Lago Ontario |
Antes de ir a cenar compranos algunas tonterías en Dolorama, especie de bazar chino pero un poco mejor donde se supone que las cosas cuestan un dolar… aunque no es tan así.
Para la última cena canadiense, fuimos a Tim Burton, un a cadena local que nos gustó bastante.
Killington, 3 de enero de 2020
Despertamos de madrugada, tanto que tuvimos que irnos antes del desayuno. Salimos para el aeropuerto con la ciudad todavía dormida. No hacía frío. Dejamos el jeep de alquiler, la llave la tiramos en un dispenser que me hizo a acordar la las entregas express de Blockbuster.
Aterrizando en Boston |
En el aeropuerto había muchisima gente. Pasábamos de cola en cola. Todo el tramite para ingresar en EEUU se hace en Canada y fue tedioso. Finalmente llegamos solo unos 20 mintuos para disfrutar del lounge donde desayunamos a las apuradas. El avión demoró de en despegar… y yo me quede dormida. A Ariel lo pasaron a businnes en una situación un poco confusa que nadie entendió. Desayunó por segunda vez como un lord. El vuelo duró poco más de una hora y aterrizamos sobre una Boston nublada. Salimos rapido y pasamos a buscar el auto de Hertz: una camioneta GM. Cuando subimos nos dimos cuenta de que no tenía la llave. Vinieron a chequear dos veces, al final nos cambiaron por otro auto exactamente igual… y salimos camino a Vermont. A eso de medio día almorzamos en un Apple Bee en Lebannon. Todavía había restos de la nevada anterior. Llegamos pasadas las 2 pm a Killington justo a tiempo para organizar el alquiler de los esquíes. Despues fuimos para Rutland a hacer las compras, queríamos aprovisionarnos para la semana. Cuando llegamos, teníamos en recepción varias compras de Amazon. Así que dedicamos lo que restaba del día a abrir los paquetes y ver cuantas cosas lindas que habían llegado.
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