lunes, 2 de abril de 2018

Divulgación científica y puntaje perfecto

Montreal, 6 de enero


No saben el frío que hace. No paró de nevar en toda la noche. En la televisión cuentan que a causa del hielo chocaron dos aviones en el aeropuerto de Montreal. Por suerte no hubo heridos. Las noticias sobre la ola polar en EEUU llegan hasta Argentina. Ahí no pueden creerlo porque se están muriendo de calor. En fin, así están las cosas. Las calles totalmente blancas, 80 centímetros de nieve  y siguió cayendo toda la noche y todo el día. Es una nieve finita, seca, filosa. Es un frío que duele.


Llegada subterránea al parque Olimpico


Con esta escenografía, el plan fue meternos en los pasadizos cubiertos de Montreal para tomar el subte rumbo al Biodomo. El Biodomo es un complejo de museos de ciencias naturales armado sobre lo que fueron parte de las instalaciones para los juegos olímpicos de 1976. Los estadios son enormes e imponentes y aún hoy imagino lo modernos que habrán sido en su momento. Leímos por ahí que los costos fueron altísimos y que lo financiaron con impuestos a los cigarrillos que se continuaron pagando hasta el 2006.


Estadio Olímpico de Montreal

Hoy día, el biodomo es un zoológico bien ambientado y con cierta lógica educativa. Reproduce a pequeña escala ecosistemas que van desde la selva subtropical hasta el círculo polar. Desde pirañas y papagayos hasta perezosos, murciélagos y pingüinos. Todo parece muy orientado a los niños, de hecho, explotaba de niños pequeños.

Aves tropicales en el biodomo

Sin embargo, como suele suceder con estas cuestiones educativas, los niños pequeños se aburren con estas propuestas y dudo mucho que aprendan nada a excepción de aquellas familias demasiado nerds (sin ofender a nadie, somos bastante nerds nosotros también).

Pingüinos en el biodomo
Es cierto que los animales encerrados en el zoológico, por bien cuidados y ambientados que estén, dan un poco de tristeza. Pero la experiencia de verlos de cerca es increíble. Nos impresionó muy especialmente el lince canadiense, un felino hermoso al que vimos comerse un pollito (creo que vivo). Pude sacarle algunas fotos con zoom. El bicho se mantiene bastante lejos, nos ignora. No se acerca ni de casualidad.

Lince Canadiense
El segundo espectáculo al que fuimos dentro del complejo fue el planetario que, en rigor, se llama Río Tinto Alcan Planetarium. Vimos dos shows, los únicos que había en inglés. El primero era una película proyectada en 360 sobre el techo en semiesfera y trataba de la conquista del espacio. No era demasiado largo y derrochaba optimismo sobre el futuro de la exploración espacial. Nos llamó la atención que para ver el show, uno podía tirarse en unos puffs distribuidos en el suelo para mirar al techo. Genial.
El segundo show, un poco más conceptual, digamos, era sobre los exoplanetas. Ahí sí el formato era más tradicional. Primero comenzaba mostrando las constelaciones en el hemisferio norte, luego explicaba sobre estrellas y finalmente noticias sobre exoplanetas, revisando condiciones para la vida, franjas habitables… buscando responder a aquello de si estamos solos o no en el universo. El show era un poco largo, digamos que se notaba la influencia francesa en el ritmo narrativo. En mi opinión todo se podía contar a más velocidad y con menos vueltas… daba para pegarse una siesta.

Villa Olimpica de Montreal

De salida del biodomo, vimos un poco las instalaciones externas, pero el frío se hacía sentir sobre todo a medida que el sol empezaba a bajar. Entre los montículos de nieve vimos una especie de homenaje a la gimnasta Nadia Comaneci, que averiguamos luego que justamente fue, en las Olimpíadas de 1974 cuando con 14 años logró, por primera vez en la historia, un puntaje perfecto. Así que de vuelta al hotel, durante la noche, buscamos videos en You Tube sobre Comaneci para conocer de su hazaña.





Y ahora parece que paró de nevar. Quizá mañana, por fin, veamos algo de cielo azul.

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