12 de enero de 2024, Burlington
Estoy que me quedo dormida, la verdad que fue medio un suplicio el viaje. Primero porque llegamos demasiado temprano a Ezeiza ¿quién nos manda? y segundo, porque, encima, el avión de Aerolíneas Argentinas salió bastante demorado. Nunca explicaron por qué ni pidieron disculpas, pero estábamos ya sobre la hora de embarque cuando alguien dijo al pasar en paralelo a la cola que se estaba armando en puerta que al avión recién habían ido a buscarlo al hangar. El avión salió más o menos una hora después pero nunca dieron explicaciones ni pidieron disculpas. El servicio fue bastante malo, la tripulación demasiado malhumorada y el avión vergonzosamente sucio. En fin. Viajamos como sardinas maltratadas en un avión mugriento. Pero la soberanía nacional y el video de la selección y la aerolíneadebandera y coso, ¿vieron? Bueno, eso.
Igual, llegar es hermoso. Aterrizamos en el JFK y ni bien abrieron las puertas corrimos a migraciones. El trámite fue muy rápido y en menos de media hora estábamos en el Air Train que en dos paradas nomas nos dejó en la puerta del Rental de AVIS. Agarramos una KIA chiquita que teníamos reservada y nos metimos de una en la autopista rumbo a Vermont sin mucho debate.
El viaje es un viaje conocido, primero pasar los puentes y luego apuntar a las Green Mountains. No vimos nieve hasta bastante cerca de la frontera de Massachusetts. Paramos unos momentos al llegar al centro de visitantes de Vermont, muy encantador. Tenían un pequeño buffet (a voluntad) que organizaba un grupo de senior citizens, así que nos llevamos algunas cositas saludables (bastoncitos de zanahoria, manzana, un sandwich de apio y huevo) y continuamos viaje. A las 16 ya se ponía el sol (aunque se sentían como las 18 por la diferencia horaria). Cuando llegamos al hotel estaba bastante oscuro así que no dio más que para acomodarnos un poquito, cenar tempranito y tirarnos a dormir.
Burlington, 13 de enero de 2024
Día feo y gris de esos que te hacen pensar en lo duro que es el invierno en estas latitudes. El sol sale tarde, tipo 8 y el cielo estaba totalmente cubierto. Anoche había nevado y llovido un poco, además, el pronóstico no era alentador. Decidimos desayunar con ganas y ponerle onda. Pero al salir al recorrer la zona nos agarró la lluvia… además tenemos un problema con los neumáticos, pareciera que hay uno que se desinfla. Así que anduvimos cargando aire y mirando el panel todo el tiempo porque al toque empezaba la alarma. La lluvia nos metió en un Walmart que recorrimos con parsimonia entre los locales. Un señor mayor en carrito entre las góndolas nos habló en español algo emocionado. Era de Puerto Rico pero se había criado en USA. Tenía igual un español impecable. Según nos contó su madre lo obligaba hablándole siempre en español y haciéndole escribir a su abuelo también: le corregía la ortografía y la acentuación para que aprendiera bien.
Cuando terminamos las compras volvimos a nuestro paseo. Algunas casas que rodean el lago Champlain son imponentes aun cuando el invierno las presenta un poco deslucidas.
Recorrimos también una zona de viñedos y vimos como el flood de la semana pasada había hecho unos cuantos destrozos. Para la caída del sol se veían los contornos de las nubes muy hermosos, por lo que hice un time lapse a pulso para sentir el atardecer. Recorrimos algo la ciudad que mira al lago y es muy encantadora.
Hay hoteles imponentes y una zona comercial moderna pero con estilo. Dimos algunas vueltas pero un poco preocupados por el neumático que se nos volvió a desinflar. Al regresar nos metimos un cachito en el gym del hotel para compensar tanto auto y tan poca caminata. Cenamos en la Panera Bread, una cadena que nos gustó por las opciones de sopas y ensaladas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario