viernes, 2 de agosto de 2019

It’s my birthday

Orlando, 19 de enero
El plan para el 19 fue visitar Disney Hollywood Studios. Habíamos calculado que por ser sábado habría mucha gente, así que nos armamos de paciencia. Como era mi cumpleaños, lo primero que hice es conseguir mi pin de “It’s my birthday”, lo cual fue muy divertido.
— Happy birthdaaay!
— Thank youuuu!




Nunca me saludaron tantas veces en mi vida. También fue awesome ver que había mucha gente que también estaba de cumpleaños. Bueno, técnicamente uno de cada 365 visitantes del parque. Y por cierto, había mucha gente.

Esta era la cuarta vez que visitaba el parque. La primera vez, fue en 1989, al día siguiente de su inauguración. Me acordé cuando ví sobre una baldosa del clon del teatro chino manos y pies de Mickey y la fecha: 1 de mayo de 1989. Desde entonces ví muchos cambios. Por empezar, se llamaba Disney MGM Studios y estaba mucho más orientada a mostrar la industria de la animación si mal no recuerdo. Y según lo que creo recordar el Show de Indiana Jones, al estilo de las visitas a Universal en Los Ángeles, se mantiene desde entonces (y sigue siendo efectivo). El famoso ascensor del terror (en rigor, The Twilight Zone Tower of Terror, que también está en California) me pareció menos tremendo esta vez que las anteriores… quizá porque subimos al final del día, después de haber subido a la Rock'n' Roller Coaster  (la de Aerosmith) que acelera de 0 a 100 kilómetros en tres segundos (o sea cinco veces las fuerza de gravedad) que una de las cosas más fuertes que sentí en mi vida. De hecho, fue a la primera atracción que subimos ni bien abrió el parque… porque como no teníamos Fast Pass… Y debo contar que fue una situación muy bizarra. Ni bien abrió el parque, éramos varias decenas de personas caminando en grupo como al inicio de una maratón. Un anfitrión de Disney parado en primera línea caminaba hacia atrás para evitar que fuéramos en avalancha hacia la atracción. Así y todo llegamos primeros… subimos al primer carrito. Para mi gusto no fue lo ideal, porque no vimos el show previo de tres minutos que que le daba argumento a la montaña rusa… pero bueno. Era eso u 80 minutos de cola.


Pero la gran estrella del parque es la nueva Toy Story Land (con algunas similitudes con la Cars Land que habíamos visto en California Adventure). Explotaba de gente. Diseñada como si fuera el jardín de Andy, todo se ve desde la altura de los juguetes de modo tal que los visitantes estamos a la escala de los soldaditos verdes. Merece especial mención la montaña rusa, que está ambientada como si fuera un proyecto de juego de Andy.

Esa noche, vimos finalmente el espectáculo de cierre Fantasmagoric, una versión más del Parade pero con efectos especiales basados en proyección sobre el agua y fuego. El espectáculo es imponente y el auditorio es enorme. Literalmente, todo el parque ingresa en un anfiteatro masivo para ver los pases de magia de Mickey Mouse y un desfile de personajes en barcos.
La salida fue en caravana, también. Por suerte no habíamos dejado el auto demasiado lejos (fue buena inversión ambos días pagar por estacionamiento preferencial, porque quedamos agotados).

De allí, dado que era mi cumpleaños, nos fuimos a Disney Springs (que antes era Disney Downtown) y cenamos, reserva previa, en Planet Hollywood. Comimos unos Nachos espectaculares y, como todos los cumpleañeros en el restaurant, tuve mi felicitación en pantalla gigante.

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