jueves, 4 de julio de 2019

Puesta de sol en Salem

Boston, 17 de enero
Amaneció brillante y azul. Las pistas desde nuestra habitación se veían gloriosas. No es fácil irse un día así. Nos levantamos temprano dada la inercia de la rutina del esquí que todavía tenía cierto arrastre y desayunamos piponamente por la misma causa. Pero teníamos que irnos. Ya habíamos dejado las valijas preparadas, así que metimos todo adentro del auto y salimos en dirección a Boston por el mismo camino por el que habíamos llegado. Había una nueva capa de nieve fresca sobre el hielo de seis días acumulados. Las casitas de madera, los arroyos semicongelados. Hermoso todo. Me da imaginar como será todo esto en verano. Quizá otro tipo de turismo. Otros colores. Otras formas.
Llegamos a Woodstock. La ruta pasa por el medio del pueblo que parece sacado de una serie norteamericana. Me encantan esas casitas de madera, tan bonitas, tan Nueva inglaterra. Es todo tan dibujado que parece una maqueta, un escenario montado para mirarlo y disfrutarlo. La nieve de los alrededores comenzó a desaparecer y cerca del medio día, quizá a mitad de camino, paramos a comer en un Apple Bee, creo que mi cadena preferida por estos años. No sé bien donde estábamos pero era una de esas típicas rotondas americanas en el medio de la nada donde hay de todo. Y siempre hay gente, también. Autos y estacionamientos para autos. Lugares bien gringos donde te atiende una recepcionista añosa y activa que deja pensando sobre la gente mayor que en EEUU sigue trabajando en el trabajo que en Argentina solo tendría un adolescente. No teorizamos mucho sobre las razones de esta cuestión pero pensamos en qué difierente es la vida en EEUU. Llevamos seis años viajando todos los años en vacaciones y recorrimos bastante. ¿Cómo será la vida en estos pueblos? Uno puede imaginar la vida en Boston, en Nueva York, en Los Angeles… porque no será muy diferente de la vida en Buenos Aires. Pero estos pueblos parecen demasiado diferentes a los pueblos de otras partes que conocemos. Son pueblos pero hay de todo y están ceca de todo ¿lo están? A la vez, parecen detenidos en otro tiempo. Me pregunto si hubiera podido adaptarme a vivir acá. ¿Cómo hubiera sido nuestra vida? ¿En que lugar estaríamos? Conozco mucha más gente que fue y volvió que gente que se quedó. Nos encanta EEUU. Pero nos encanta porque es un touch and go. Me hubiera gustado estudiar aquí ¡y como! Pero no sé si a la larga no hubiese vuelto, también. Y discutiendo estas cosas no llegamos a ninguna conclusión, pero si llegamos a Boston. Lo dejamos a mi hijo que ya se volvía para Buenos Aires. Nosotros nos quedaríamos un par de días más. Aprovechamos que nuestro vuelo salía a la noche para dar una vuelta por Salem, a unos 40 minutos de auto.

Salem

Postal de Salem
Lamentablemente el museo de Salem, que vimos que tenía referencias excelentes en Trip Advisor, estaba cerrado los días de semana por mantenimiento.

Salem es pintoresca, tiene todas las marcas de Nueva Inglaterra y sabe explotar muy bien la cosa temática de las brujas, al menos en lo poco que pudimos ver. Pero más allá de la estética brujeril, la cuestión de Salem está muy al día en los tiempos que corren de escraches coletivos y atropellos patéticos a las libertades individuales.

Vidriera en Salem
Igual, lo que domina en Salem no pasa por ahi, la onda creepy es lo que se vende como encanto turístico: bares temáticos, tiendas con objetos esotéricos e irracionales, tarot, quiromancia… quizá el museo aborde la cosa con más seriedad. Nos quedará la duda hasta que alguna otra vez podamos visitarlo. 

Cementerio de Salem
Hay un memorial bordeando un cementerio de lápidas anónimas por la erosión de la piedra. En el memorial, sí, estaban tallados algunos nombres históricos de las famosas ejecuciones. Y había ofrendas en junto algunos nombres. Nada de flores tradicionales, sino ataditos de ramas bastante embrujados.

Ofrendas
No tuvimos mucho tiempo para ver algo más, ya teníamos que volver al aeropuerto. Así que vimos la puesta de sol entre las casitas de madera hasta enredarnos en la turba de pasajeros atascada en las cintas de seguridad. Con el tema de shut down todo parece enquilombado. Cuando pasó mi bolso, el sistema lo apartó para el control manual. El policía empezó a sacar las cosas de mi bolso. Lo primero que sacó es un libro que tiene en la tapa un talibán. Es que estoy leyendo sobre algunas cosas de nuestra vida en Turkmenistán. Por un momento pensé que se me venía la noche. Pero no. El problema era mi ebook, que no lo había separado y saltó en los rayos x…

La espera fue larga y aburrida. El vuelo, repleto. En EEUU los vuelos en avión son como viajar en subte.

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